Si andas por la vida sin esas etiquetas de activa, pasiva, fuerte y otros términos sexuales utilizados en el ambiente, y además, tienes la plena convicción de que eres “feliz siendo mujer” te puedo asegurar que disfrutarás plenamente del SEXO con la chica que tengas la fortuna de adorar en la cama o en el mesón de la cocina, en el carro, en cualquier sitio en donde tu loca excitación puedan más que la comodidad de un colchón.
Ahora bien, les contare una pequeña historia de
misterio criollo, porque ya saben que soy la comadre folklorica pero ante todo
una dama (sé que ya me visualizaron con unas alpargatas con lentejuelas pero
NO) continuo para no perder la inspiración del Llano Venezolano….
Érase una vez
una chica que vino del interior del país a la capital, chica con aspecto
exótico, rasgos finos, con un color de piel como la miel, todo bonito hasta
ahorita ¿¿¿verdad??? El personaje en cuestión lo llamare “miel del llano”, la
conozco y noté un tatuaje de egoísmo en su personalidad donde solo habló de
ella y yo tenía una conversación interna en donde decía “y ¿será que sabe mi
nombre?”. Continúo conociéndola, sabiendo que todo comenzó mal, igual llegamos
a la horizontal.
“Miel del llano” (etiquetas a tratar: pasiva-egoista)
me mira con ojos de loba y yo me sentía la presa que ella se iba a devorar, me
dirijo con sutileza a sus labios para buscar alguna conexión pero el Wi-fi se cayó,
continúo buscando desnudar ese cuerpo exótico pero ella no me permite ver esas
montañas arriba y el suculento valle abajo, me dice con voz algo forzada
buscando ser sexy “apaga la luz” y yo ante todo obediente, porque yo quería buscar
la tan ansiada conexión, pero bueno
quedamos en esa boca de lobo y comienzo acariciarla con mis manos, una mano va
hacia una de sus montañas y la otra hacia el codiciado valle, comienzo con
suavidad a delinear un pezón y escucho un estruendoso grito: “Agárrame como a
una cualquiera” no digo la otra palabra para no meter el francés en esta
historia. Mis ojos iluminaron toda la habitación porque se estaban saliendo de
sus orbitas, respiro profundo y comienzo a tocar suavemente su valle húmedo y escucho otro grito como la
sayona “FORNICAME!!!” yo obediente
introduzco mis dedos, puño, codo, toda la extremidad superior en su ya laguna
negra, ya dejó de ser el valle de los deseos.
En eso pasé mucho rato esperando
que saliera una dama y a ver si hacia el intento de tocar mi bahía húmeda, al
menos. Pero no. Yo estaba que me paraba de esa incomoda horizontal y desistir
de esa travesía, pero le digo al oído con voz firme pero asustada que la estaba explorando... pero ella como guía
fracasó en el recorrido.
Al pasar de los días yo no quería ni verla porque en
mi búsquedad estaba la de una dama, no la de la tigresa del oriente. Corrí y corrí
pero ella se convirtió en una pequeña pesadilla obsesiva hasta que logre
librarme de ella, un día alguien muy cercano a mí me dice que “miel del llano”
dijo que yo era MALA CAMA, mis carcajadas retumbaron y dije UFF sí que lo soy,
pasan otros días más y un día coincido con ella y le hago una introducción a
nuestra tertulia:
Cuando estoy
conociendo a una mujer comienzo a recorrerla suavemente, explorándola,
aprendiéndome los atajos para un rápido orgasmo, senderos más largos para
disfrutar más del paseo, mis manos se van adaptando a su cuerpo, toco su valle al ritmo de sus gemidos,
escucho cada respiro con mucha atención descifrando donde siente más y en donde no hay
reacción. Observo su cara de excitación en donde yo fácilmente puedo deleitarme
de un orgasmo con tan solo tocarla, solo busco conocer a la persona que tengo
en frente, que ella también me conozca a mí... pero, TÚ querías que te tratara
como una caminante de una famosa avenida caraqueña, hablando de manera muy poco
atractiva en una mujer, con una actitud nada sexy en la cama. Contigo estoy
orgullosa de ser mala cama pero con las que he tenido la oportunidad de
explorar y disfrutar de ellas, llega el momento en donde nuestra habitación se
convierte en un paisaje pintado completamente de libido, en donde disfrutamos
de la feminidad y la delicadeza de nuestros cuerpos pero con el suficiente
morbo, en donde los orgasmos nunca acaban, disfrutando todos los parajes de
nuestra anatomía en donde cabe completamente el “fornícame” sutil de una dama”
En su defensa dijo “las mujeres que he tenido jamás
me habían tratado así, decían que mi valle no era llamativo para los turistas,
que solo la tocaban con guantes de jardinero, que se sentía apenada por no
saber apreciar mi intención de explorarla y respetarla”.
Bellas damas traten a las mujeres como les gustaría
que las traten a ustedes, el morbo siempre tiene que estar presente pero sin
perder la sutileza que amamos de las mujeres.
La entendí y ahora grito a todo pulmón que soy La Exploradora de Valles Encantandos... LA MALA CAMA
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